Imaginero y escultor que marca la transición entre la tradición colonial y la escultura laica o moderna. Sus bustos son imágenes de medio cuerpo, completamente frontales, a la usanza de la escultura religiosa, pero no son retratos de santos sino individualizados, retratos de personas conocidas con nombres y apellidos, por ende, con sus propias fisonomías, porque sus principales clientes fueron campesinos acomodados. Algunos bustos que hizo hacia 1875 fueron los de José María Murillo Ugalde, Conchita Arias de Murillo y Trinidad Cabezas Alfaro, Remigio Quirós, Petronila González de Fonseca, de Casimiro Zamora Bolaños, algunos de los cuales son policromados.

En cuanto a su escultura, se advierte la influencia muy acentuada de la imaginería guatemalteca. Aparentemente se dedicó también a la pintura y la poesía. No hay indicios de que haya pintado murales en casas o iglesias. Al parecer, vivió en Grecia por algún tiempo. Sus esculturas fueron dadas a conocer hacia 1940 por el anticuario de Carlos Balser; en 1942 fueron llevadas a la Muestra selectiva de arte costarricense que auspició el Rollin College, en EE. UU., con motivo del centenario del cantón de Santo Domingo, en 1956 fueron expuestas de nuevo; actualmente pertenecen al Museo Nacional de Costa Rica.