Hijo de inmigrantes irlandeses, viajó a California atraído por la fiebre del oro; cuando volvía al este de Estados Unidos por el Istmo Centroamericano, se estableció en Costa Rica, donde no habían médicos permanentes. En la guerra de 1856 el Gobierno lo ubicó en Liberia, donde organizó el Hospital de sangre. Ocupó por cuatro meses la labor de médico vacunador de San José;  en 1858 aceptó la posición de superintendente del Hospital San Juan de Dios, cargo que desempeñó hasta su muerte.