Gran investigadora de la cultura
popular del Valle Central, artista gráfica, es una de las pocas mujeres que incursiónó en el humor gráfico durante la primera mitad del
siglo XX. Educadora, escritora, investigadora y folclorista, su labor se
reconoció con el otorgamiento del Premio Joaquín García Monge de periodismo
cultural en la década de 1970, no así su obra gráfica que ha sido ignorada hasta
hace poco tiempo. Feminista, militante del Partido Comunista y miembro de la Alianza
de Mujeres Costarricenses, publicó en el Repertorio
Americano varios ensayos y xilografías entre 1925 y 1945, en los que
inscribió letras iniciales sobrepuestas en las matrices de sus grabados y dibujos satíricos en
calidad de firma aunque a veces utilizó un seudónimo. Su obra gráfica se caracteriza por
la irreverencia y un humor cáustico, con los que critica los conflictos políticos,
sociales, religiosos o estéticos del periodo histórico. La misma actitud tiene
en sus ensayos, en los que critica a los artistas por "estetizar
la amarga realidad proletaria" y solo buscar efectos plásticos. Desafiando la
visión conservadora y patriarcal de la época, en el grabado La perfecta casada logra una representación caricaturesca de la mujer (Primera exposición centroamericana de artes plásticas,
1935) mediante la cual se burla del papel femenino tradicional.